lunes, 26 de septiembre de 2011

Routine.


Riiing. Otra vez a levantarse. Las 7 de la mañana, mucho sueño y pocos ánimos. Rápido, desayuna. Corre, que llegas tarde. Retraso. Primeros gritos del día. Atiende, escucha y ni se te ocurra abrir la boca. Ts, no te duermas. Descanso, apenas unos minutos... que se pasan volando. De nuevo, atiende y estate atento, y si es posible sin dormirte. Apenas dos horas más. ETERNAS. Fin! Despídete y corre a casa. ¿Que qué tal ha ido el día? Sin novedades, como cualquier Martes en la vida de un estudiante. Come, debóralo todo, con ganas, que tienes una larga tarde por delante. ¿Relax? El mínimo. Entra en tu cuarto, enciende el flexo y no te distraigas con la típica pelusilla. Libros, cuadernos, apuntes... Lee, subraya, resume. Reléelo. Bien, sólo te queda memorizar, gran desafío. Las diez. De nuevo, a devorar se ha dicho. Querido pijama, qué cómodo eres. Miras el reloj, tienes media hora exacta para disfrutar de aquel libro que guardas en la mesilla junto a la cama. Al fín, el mejor momento del día. Lástima que el maldito sueño no te deje saborearlo, los párpados te pesan demasiado y te rindes a ellos. Pones el marcapáginas y enciendes el despertador. De nuevo, aunque muy a tu pesar, sabiendo que mañana desearás que por un día se te hubiese olvidado de hacer ese simple gesto. Cierras los ojos, e intentas pensar en positivo. Tienes toda la noche por delante, larga y serena. Espera, ¿Larga...?

RIIIING!


No hay comentarios:

Publicar un comentario